25N, un año más, Fernando
Cualquier acto de violencia de género nos sacude y nos interpela como sociedad, pero cuando se trata de un asesinato como el de la adolescente de quince años a manos de su expareja -otro menor de diecisiete- en la víspera del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, nos obliga a replantearnos con urgencia y de manera profunda, Fernando, si todo lo que hacemos para eliminar esta lacra es suficiente y acertado.
Leo las estadísticas del último Informe del Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer (2022), en el que la Región de Murcia no sale muy bien parada: segunda comunidad autónoma con mayor tasa de denuncias por violencia de género por cada 1.000 mujeres, con un repunte del número total del 23% en los últimos cuatro años frente al 8% de incremento estatal en el mismo periodo.
Veo también, Fernando, que desde que estás al frente del Ejecutivo regional has reducido, dentro del presupuesto de la Consejería de Política Social, tu aportación presupuestaria al Programa 313P (Prevención contra la Violencia de Género) un 22,6%, aportación ahora minoritaria frente a la que hace el Gobierno central (del que tanto despotricas), que ya financia el 80% de dicho programa (6,6 millones de los 8,2 totales), cuando hace seis años era al revés: el Gobierno regional financiaba el 88% del programa y el Estado solo el 12%, habiéndose, además, multiplicado por cuatro el presupuesto de entonces.
Tampoco percibo por tu parte un compromiso por desarrollar la Ley 7/2007 de igualdad entre hombres y mujeres y de protección contra la violencia de género, pendiente de una reforma que no llega, incumplida en buena parte y falta de desarrollo, como en el caso de los propios organismos de los que la ley dota a la Administración regional, con un Consejo Asesor contra la Violencia sobre la Mujer de funcionamiento intermitente, meramente puntual y desaparecido desde 2020; un Instituto de la Mujer suprimido y un amplio paquete de propuestas preventivas contempladas en el ámbito educativo y laboral sin desarrollar (Art.30-33 y 42-46). Otro tanto ocurre con el Pacto Regional contra la Violencia de Género 2018-22, incumplido en buena parte, falto de impulso y continuidad.
Nos falta mucho, Fernando, como demuestra el vergonzoso caso de los empresarios pederastas que salieron prácticamente indemnes de un caso atroz de violencia machista, pero lograremos, finalmente, con o sin tu colaboración, que «la vergüenza cambie de bando».