«Soltar ilegales por la calle»
Con estas palabras, el señor Alpáñez, portavoz de la ultraderecha en la Asamblea Regional, pide la dimisión del Delegado del Gobierno en la Región de Murcia, cuando las dimisiones que deberían producirse son la suya misma y la del vicepresidente del Gobierno regional, el señor Antelo, por las declaraciones realizadas públicamente en relación con la llegada, en los últimos días, de migrantes a las costas murcianas.
Primero fue José Ángel quien, imbuido de una sabiduría ajena a los demás mortales, afirmó sin pestañear que los cerca de 200 inmigrantes que habían llegado a nuestras costas hasta ese momento eran argelinos, sin que debamos obviar la presencia de yihadistas entre ellos, lo que eleva el riesgo de atentados, acusando al Gobierno del Estado, a continuación, de «complicidad con las mafias» que trafican con estas personas; de lo cual, y también de lo anterior, imagino que tendrá, como alto cargo del gobierno, pruebas irrefutables e informaciones precisas.
Después es Rubén Martínez Alpáñez quien añade su propia e indigna ración de odio hablando de «ilegales sueltos por las calles». Él, que es graduado en Derecho por la UCAM, entre otras cosas, debería conocer mejor que nadie el proceso administrativo, que no penal, que se abre a cada persona inmigrante que llega de manera irregular (que no ilegal) a nuestro país; como también debería conocer el contenido del Título I de la Ley Orgánica 4/2000, más conocida como ‘de extranjería’, que habla precisamente de los derechos y libertades de los extranjeros/as. Otro visionario capaz de saber de un solo vistazo que las personas que llegan en patera «vienen huyendo de sus países porque tienen problemas con la legalidad y la delincuencia».
A este coro de tenores huecos se van sumando también representantes del PP, desde el cínico Bernabé al extremado Fulgencio, pasando por la comedida Noelia y el oportunista Fernando; Ballesta, siempre entre bambalinas, ha sido Rector de una Universidad, se le supone algo más de humanidad y de inteligencia.
Todos con el argumento de la falta de recursos (cierto, con este nunca fallas, siempre son insuficientes) para, a continuación, alinearse con las tesis de Vox hablando de «autopista para la libre circulación de inmigración ilegal con efecto llamada».
A todos ellos les recomiendo una lectura de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, algo más de rigor, y a Antelo y a Alpáñez, lo dicho, que dimitan. Sobra odio, falta inteligencia.